Espacio de Lij apoya el trabajo realizado en el Taller literario "Cuentos con sol", y reproduce la carta de la coordinadora Mirta Colángelo, enviada al periódico La Nueva Provincia de Bahía Blanca.
Para la sección Carta de lectores Diario La Nueva Provincia Del taller “Cuentos con sol” En relación al texto de la investigadora Ana María Dubaniewicz publicado el viernes 11 del cte. por este diario deseo hacer un comentario. El mismo tiene su fundamento en la experiencia que realicé durante cerca de once años como coordinadora del Taller literario “Cuentos con sol” que funcionó en el Patronato de la Infancia. Estremecen sus afirmaciones sustentadas en dos investigaciones sobre los 30 mil niños y adolescentes privados de libertad en el país por orfandad y riesgo familiar. Cito: “Los institutos de menores son tumbas, en donde el chico cuando entra difícilmente puede salir y termina en la cárcel o en un loquero...” Esta apocalíptica afirmación no contempla de modo alguno la función que puede tener el arte en la vida de las personas. Mi experiencia da cuenta de que el trabajo realizado en el taller se constituyó, a partir de un proyecto avalado por la dirección de la institución, en una ocasión para habilitar oportunidades a estos chicos que son designados por su condición social a pura condena, pura imposibilidad, y un único destino: discapacitados sociales, una carga social, clausura de todo despliegue. Y si bien la tarea fue ardua me esperanzó ver cómo esos niños, cuando se sintieron respetados y en confianza fueron desarrollando el gusto por las palabras: habitaron las palabras. La literatura ejerció su poder formidable: las historias contadas y leídas y mucha poesía sobre todo, fueron haciendo lo suyo. Escucharlos, ayudarlos a mirar, sensibilizarlos para darle vía libre al deseo, destacando el aspecto conjetural y provisorio de toda lectura. Como educadora por el arte apuesto a la interrelación de lenguajes artísticos. De ahí que también hubo lugar en el taller para un cruce con la plástica. Sin rígidos ordenamientos historicistas los niños vieron muchas reproducciones de pintura y se deslumbraron con Berni o con Prior, con Picasso o con Matisse. Siempre celebramos con alegría los descubrimientos, los pequeños logros. Hubo espacio para oír sus riquísimas lecturas del mundo, ésas que muchas veces el sistema cercena. Y empezamos a compartir la otra aventura: la de la producción de escritura y de imágenes. El resultado superó todas mis expectativas. Habiendo realizado un largo trayecto de experiencias en talleres de lectura y escritura creativa las producciones de estos chicos fueron de excelencia. La edición de tres libros, el resultar finalistas en concursos nacionales de poesía, la confirmación a través de lecturas y trabajos realizados por especialistas nacionales y del exterior y míos propios acerca de lo sucedido, confirman que las mediaciones que estimulen el deseo de expresión y creación no entienden de diferencias sociales. Hace unos días ALIJA, Asociación de Literatura Infantil de la Argentina premió por primera vez con Los destacados de ALIJA el trabajo autoral de estos chicos. Siempre los premios habían sido adjudicados a textos de adultos. Con estos pibes tantas veces condenados a priori por la sociedad aprendí que crear, además de tantas significaciones, puede ser responder férreamente a un deseo de supervivencia. El deseo de no claudicar ante esa figura de patrón/patronato. Quiero destacar que este trabajo fue una construcción colectiva. Los protagonistas principales fueron los chicos, pero también hubo el acompañamiento generoso y apasionado de escritores y artistas locales y nacionales, de amigos abrigos que siempre estuvieron cerca para apoyar y estimular, para ayudar. Hace una semana que dejé voluntariamente el taller y no habrá retorno. Es muy difícil continuar con tantas ausencias de gente comprometida con su trabajo y de una interlocución imprescindible para que una tarea de tanta responsabilidad devenga con armonía y de manera plural..Estoy cierta de que la crítica no maliciosa implica enfocar la realidad sin rabia ni complacencia con la esperanza de mejorar las cosas. Cuando no tiene cabida lo que puede sobrevenir, por monocorde, puede ser lo contrario. Y cuando se trata de chicos, peligroso. Creo que dar lugar al arte es humanizar. Valorar la sensibilidad sobre la habilidad implica atreverse a instalar una mirada cuestionadora hacia los valores que se prestigian en estos tiempos. Pienso que aún en ámbitos problematizados el arte colabora para que estos chicos estén mejor armados para una resistencia frente a los procesos de adversidad y de exclusión a los que están sometidos como niños institucionalizados. Asimismo el arte abre intersticios para soñar, para imaginar otras posibilidades, para llenarnos de preguntas, para hallar apoyos, respuestas, para legitimar la palabra propia y sostener la individualidad. Otra cosa será la vida “cuando el arte ataque” como dice Luis Alberto Spinetta. En otro de los párrafos la psicóloga Ana María Dubaniewicz denuncia que el Sistema de Minoridad es y actúa con la complicidad de jueces y organizaciones no gubernamentales. Dura denuncia que es necesario considerar ya que las que están en situación de riesgo son nada menos que la niñez y la adolescencia.
Mirta Colángelo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por difundir lo que está ocurriendo con el taller,
¡Está bien que se sepa!
Ánimos!
Gaby