Aldo J. Méndez Camacho
Ilustrado por Ámbar T. Arciniega Silvia
Ediciones: Cuentos grandes para calcetines pequeños
N° de páginas: 40
México, DF 2013
De las ciudades y sus habitantes …..
En el mundo hay muchas, muchísimas
ciudades. Las hay grandes y pequeñas;
oscuras y luminosas; bulliciosas y calladas; grises y coloridas. Hay ciudades
con mar, con ríos, y sin ellos, las hay antiguas y modernas. Incluso hay ciudades invisibles que
habitan en el recuerdo o en los sueños
de los seres humanos.
Hay ciudades que son poesía, otras son
música y algunas tiene ese color extraño que deja el olvido, pero en cada una
de ellas habitan seres que les imprimen su carácter, su esencia porque sean
cual sean, sean como sean, lo más importante de una cuidad son las personas, que tiene a veces,
las mismas características del lugar en que viven.
Ya sabemos que los seres humanos: los
hombres y las mujeres; los niños y las
niñas somos diferentes, sólo hay que mirar un poco para darse cuenta. Lo
importante es no quedarse en aquello que deja la primera mirada, hay que buscar
hondo para entender, que si no fuésemos diferentes, las ciudades serian
aburridas porque lo divertido es que cada cual de al mundo un toque de distinción,
para que este tenga la magia del caleidoscopio que al más simple movimiento nos
propone maravillosas y efímeras composiciones.
Para que el mundo sea sorprendente,
hacen falta los asombros, las sorpresas y la luz de todos los seres humanos que
lo habitan.
Al finalizar el libro el escritor
nos cuenta que el niño que motivó a esta historia, se llama Pedro, el encargado
de ponerle color a toda una ciudad, y se pregunta: ¿Y si Pedro no hubiese
inventado una ciudad y sus colores, habría yo encontrado mis palabras? ¿Y si cada
persona regalara al mundo una mínima parte de lo mejor de sí, el mundo sería
diferente?
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