"Había una vez alguien que quería contar cuentos. Tejía redes de palabras con el empeño de un verdadero pescador. Nada era más importante que construir la red y lanzarla hacia el oído atento del oyente. Nada era más importante que el deseo de embriagar su imaginación con el placentero sabor de lo contado [...]"
Me agradan los libros que se mantienen fieles a la esencia misma del arte, o sea, que brindan a los niños un conocimiento intuitivo y directo de la belleza sencilla, susceptible de ser percibida inmediatamente y que produce en sus almas una vibración que les durará de por vida. Paul Hazard
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